
09 May Cómo el focusing y el mindfulness pueden mejorar tu salud mental y emocional
Cómo el focusing y el mindfulness pueden mejorar tu salud mental y emocional
- ¿Te gustaría aprender dos métodos que te ayuden a conectar con tu cuerpo, con tus emociones y con tu sabiduría interior?
- ¿Quieres saber cómo estos métodos, que provienen de fuentes tan distintas, pueden tener una convergencia potenciadora y qué aspectos debes cuidar al aprenderlos?
- Si es así, sigue leyendo este artículo, donde te explicaré qué son el focusing y el mindfulness, cómo se complementan y cómo puedes aplicarlos en tu vida para mejorar tu salud mental y emocional.
¿Qué es el focusing?
El focusing es una herramienta de psicoterapia corporal que fue desarrollada por Eugene Gendlin, un psicoterapeuta y filósofo austriaco que colaboró con Carl Rogers, el fundador de la terapia centrada en el cliente. Esta técnica se basa en la idea de que el cuerpo es el inconsciente y posee todas las respuestas que necesitamos, siempre y cuando aprendamos a escucharlo con atención y a contactar con su sabiduría.
El focusing implica prestar atención a una sensación sentida que surge en el cuerpo cuando nos enfocamos en algún aspecto de nuestra vida o de nuestro ser. Esta sensación sentida es una forma de conocimiento implícito que contiene toda la información relevante sobre nuestra situación, pero que aún no ha sido expresada en palabras o conceptos. En resumen, el focusing nos permite acceder a la sabiduría interior de nuestro cuerpo para comprender mejor nuestros problemas y encontrar soluciones más efectivas.
El objetivo del focusing es ayudarnos a acceder al significado y a la acción que implica una sensación sentida, para poder comprender mejor nuestros problemas y encontrar soluciones más efectivas. Para practicar el focusing, se sigue un proceso de seis pasos:
- Despejar un espacio: se trata de hacer una pausa y dejar a un lado las preocupaciones o distracciones del momento, para crear un espacio interno donde poder enfocarnos en nosotros mismos.
- Sentir: se trata de sintonizar con nuestro cuerpo y percibir las sensaciones que hay en él, sin juzgarlas ni interpretarlas. Podemos preguntarnos: ¿cómo me siento ahora? ¿qué hay en mi cuerpo?
- Encontrar un asidero: se trata de identificar la sensación sentida que está relacionada con algún aspecto de nuestra vida o de nuestro ser que queremos explorar. Podemos preguntarnos: ¿qué hay en todo esto que me llama la atención? ¿cómo puedo describir esta sensación? Podemos buscar una palabra, una frase, una imagen o un sonido que capte la esencia de esta sensación.
- Resonar: se trata de comprobar si el asidero que hemos encontrado coincide con la sensación sentida, es decir, si resuena con ella. Podemos preguntarnos: ¿esto describe bien lo que siento? ¿hay algo más? Podemos ajustar el asidero hasta que sintamos que encaja con la sensación.
- Preguntar: se trata de interrogar a la sensación sentida para obtener más información sobre su significado y su implicación. Podemos preguntarle: ¿qué quiere decir esto? ¿qué necesita esto? ¿qué me pide esto que haga? Podemos esperar a que surja una respuesta desde el cuerpo, sin forzarla ni analizarla.
- Recibir: se trata de acoger la respuesta que ha emergido desde la sensación sentida, sin rechazarla ni criticarla. Podemos agradecerle por haberse comunicado con nosotros y por habernos mostrado algo nuevo o importante sobre nosotros mismos.
En resumen, el focusing nos ayuda a escuchar y a entender mejor las señales que nuestro cuerpo nos envía, para poder tomar decisiones más conscientes y alineadas con nuestras necesidades y deseos más profundos.
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es una práctica milenaria de origen budista que consiste en prestar atención al momento presente, con una actitud abierta, curiosa y compasiva. El mindfulness se basa en la idea de que la mente suele estar dispersa entre el pasado y el futuro, lo que genera estrés, ansiedad, depresión y sufrimiento. El mindfulness busca entrenar la mente para que se centre en el aquí y el ahora, sin aferrarse ni rechazar lo que ocurre, sino aceptándolo tal como es.
Para practicar el mindfulness, se utilizan diferentes técnicas de meditación, respiración y relajación, que ayudan a calmar la mente y a observar los pensamientos, las emociones y las sensaciones corporales que surgen en cada instante. El objetivo del mindfulness es desarrollar una mayor conciencia de uno mismo y de la realidad, así como una mayor capacidad de regulación emocional y de manejo del estrés.
Para practicar el mindfulness, se puede seguir un proceso de cuatro pasos:
- Escoger un momento y un lugar tranquilo para la práctica: se recomienda encontrar un lugar donde se pueda estar cómodo y sin interrupciones durante el tiempo que se dedique a la práctica.
- Adoptar una postura adecuada: se recomienda adoptar una postura que permita mantener la columna vertebral recta, ya sea sentados en una silla o en el suelo con las piernas cruzadas.
- Centrarse en la respiración: se trata de prestar atención a la respiración y al movimiento del cuerpo al inhalar y exhalar. Si la mente se distrae con pensamientos, se debe volver suavemente a la respiración sin juzgar los pensamientos.
- Observar los pensamientos y emociones: se trata de observar los pensamientos, emociones y sensaciones corporales que surgen durante la práctica, sin juzgarlos ni tratar de cambiarlos. Se puede utilizar la respiración como ancla para volver a la atención plena del momento presente en caso de distracciones.
El mindfulness se puede practicar de forma formal, mediante meditaciones guiadas o en silencio, o de forma informal, aplicando la atención plena en actividades cotidianas como caminar, comer o hablar con otros. Con la práctica regular del mindfulness, se puede aumentar la capacidad de atención, la claridad mental y la compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
¿Cómo se complementan el focusing y el mindfulness?
El focusing y el mindfulness son dos prácticas que comparten la intención de conectarnos con nuestra experiencia corporal y el momento presente. Aunque difieren en algunos aspectos, estas diferencias son complementarias y potenciadoras. Mientras el focusing se centra en explorar un aspecto concreto de nuestra vida o ser, el mindfulness busca aceptar la realidad tal como es, sin juzgarla ni intervenir. El focusing utiliza el lenguaje verbal o simbólico para describir y resonar con la sensación sentida, mientras que el mindfulness utiliza el lenguaje no verbal o sensorial para percibir lo que surge.
Al combinar el focusing y el mindfulness, podemos lograr un mayor autoconocimiento, aceptación y transformación. El mindfulness nos ayuda a crear un espacio interno de calma y claridad, donde podemos enfocarnos en nuestra sensación sentida. El focusing nos ayuda a profundizar en nuestra experiencia corporal y a encontrar soluciones a nuestras situaciones vitales. Al practicar ambas técnicas, podemos acceder a nuestra sabiduría interior, liberarnos de pensamientos o emociones negativas y mejorar nuestra relación con nosotros mismos y los demás. En definitiva, la combinación de focusing y mindfulness nos brinda herramientas poderosas para mejorar nuestra salud mental y emocional.
¿Qué aspectos debes cuidar al aprender estos métodos?
Además de los aspectos mencionados anteriormente, es importante tener en cuenta algunos otros detalles al aprender y practicar el focusing y el mindfulness:
• Compromiso y regularidad: para obtener los beneficios de estos métodos, es necesario comprometerse con su práctica regular y constante. No se trata de una solución rápida o de un remedio temporal, sino de un estilo de vida que requiere de dedicación y paciencia.
• Ajuste y personalización: cada persona es única y tiene sus propias necesidades y preferencias. Por eso, es recomendable ajustar y personalizar los métodos según las características individuales y las circunstancias concretas. Por ejemplo, puede ser útil adaptar el tiempo, el lugar, la postura, el enfoque o la técnica a las necesidades y preferencias de cada persona.
• Motivación y actitud: para practicar estos métodos de forma efectiva, es importante tener una motivación y una actitud positiva y abierta. No se trata de una obligación o de un castigo, sino de una oportunidad de crecimiento y de bienestar. Por eso, es recomendable cultivar la curiosidad, la paciencia, la amabilidad y la compasión hacia uno mismo y hacia los demás.
• Integración y aplicación: los beneficios de estos métodos no se limitan al momento de la práctica, sino que se extienden a la vida cotidiana y a las relaciones interpersonales. Por eso, es recomendable integrar y aplicar los aprendizajes y las experiencias en el día a día, en las relaciones con los demás y en las situaciones difíciles o estresantes.
En resumen, para aprender y practicar el focusing y el mindfulness de forma segura y efectiva, es importante contar con una guía cualificada, respetar el propio ritmo y las necesidades individuales, estar consciente de los posibles efectos secundarios o contraindicaciones, comprometerse con la práctica regular y constante, ajustar y personalizar los métodos según las características individuales, cultivar una motivación y una actitud positiva y abierta, e integrar y aplicar los aprendizajes y las experiencias en la vida cotidiana.
Conclusión.
La conclusión explica de manera sucinta la importancia y los beneficios de la práctica del focusing y el mindfulness, así como algunos aspectos a tener en cuenta al aprender y practicar estos métodos. Para enriquecerla, se pueden añadir algunas ideas como:
- La evidencia científica respalda los beneficios de la práctica de mindfulness y focusing en la reducción del estrés, la ansiedad y la depresión, así como en el aumento del bienestar emocional y cognitivo. Se puede mencionar alguna investigación en concreto para respaldar esta afirmación.
- Además de los libros mencionados, existen numerosos recursos gratuitos en internet para aprender y practicar mindfulness y focusing, como apps, videos, podcasts, etc. Se pueden proporcionar algunos enlaces útiles.
- La práctica de mindfulness y focusing no solo beneficia a nivel individual, sino que también puede tener efectos positivos en el ámbito social y medioambiental, al fomentar la empatía, la compasión y la conexión con los demás y con la naturaleza.
- Es importante recordar que la práctica de mindfulness y focusing no es una panacea y no sustituye la atención médica o psicológica profesional en casos de trastornos graves de salud mental. Se puede aconsejar buscar ayuda especializada si se experimentan síntomas preocupantes.
Algunas fuentes adicionales para ampliar la información sobre mindfulness y focusing son:
- «The Mindful Way Through Depression» (Mark Williams, John Teasdale, Zindel Segal y Jon Kabat-Zinn)
- «Full Catastrophe Living: Using the Wisdom of Your Body and Mind to Face Stress, Pain, and Illness» (Jon Kabat-Zinn)
- «Focusing-oriented psychotherapy: A manual of the experiential method» (Eugene Gendlin)
- «The Power of Focusing: A Practical Guide to Emotional Self-Healing» (Ann Weiser Cornell)
- Focusing: cómo hallar paz en el cuerpo (Eugene Gendlin)
- Mindfulness: guía práctica para encontrar la paz en un mundo frenético (Mark Williams y Danny Penman)
- Focusing y mindfulness: dos caminos hacia la sabiduría corporal (Salvador Moreno López)
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