
29 May Interocepción y Focusing: Una exploración de la conexión mente-cuerpo
Introducción:
En el campo de la neurociencia y la psicología, se ha observado una estrecha relación entre la percepción interna del cuerpo y el procesamiento cognitivo de las emociones. La interocepción, que es la capacidad de percibir y comprender las señales internas del cuerpo, y el focusing, un enfoque terapéutico que se basa en la escucha interna y la conexión mente-cuerpo, son dos conceptos que se entrelazan en esta interacción. En este breve ensayo, exploraremos cómo el entender desde las neurociencias la interocepción y desde la psicoterapia y la fenomenología el focusing se puede comprender más integralmente el fenómeno de la experiencia y como es que nuestro organismo en su funcionamiento de “materia oscura” tiende ha adaptarse en su interacción con el medio y posterior simbolización, influyendo en nuestra experiencia consciente y bienestar emocional.
La interocepción nuestro sexto sentido
La interocepción es una habilidad fundamental que nos permite percibir y procesar las señales sensoriales internas de nuestro cuerpo. Estas señales pueden incluir sensaciones viscerales, como el ritmo cardíaco, la respiración, la temperatura corporal y la tensión muscular. La investigación en neurociencia ha revelado que la intercepción está mediada por una red de regiones cerebrales, incluyendo la ínsula y la corteza cingulada anterior, que integran estas señales con el procesamiento emocional y cognitivo.
Cuando te preguntas ¿Cómo te encuentras ahora mismo?, o ¿tienes hambre?
Llevaras tu atención a tu cuerpo y notaras como te sientes, es posible que te suenen las tripas porque tienes hambre. Tu cuerpo te avisa permanentemente de lo que necesitas. Como podemos darnos cuenta de que no solo percibimos la realidad a través de nuestros cinco sentidos (olfato, vista, oído, gusto y tacto), sino que también aflora dentro de nosotros un conjunto de sensaciones que nos informan de lo que está sucediendo dentro de nuestro organismo.
A este mecanismo del cuerpo humano se le llama interocepción, y a pesar de que siempre está activado (teniendo en cuenta que juega un papel fundamental a la hora de diagnosticar una enfermedad por los síntomas que dan la alarma de que algo va mal), la ciencia sabia muy poco de él en profundidad.
Sin embargo, es algo que está cambiando. Cada vez más neurocientíficos de prestigio están prestando una mayor atención a este ‘sexto sentido’, aplicándolo sobre todo a los casos de detección y tratamiento de problemas mentales. La razón por la que la interocepción es tan difícil de estudiar por parte de la ciencia es en parte porque al describirla se entiende como una experiencia subjetiva que obedece a una interpretación mental propia de esas señales que el cuerpo nos manda. Por ejemplo, si nos duele el estómago e interpretamos que tenemos hambre o que algo nos ha sentado mal, pero también puede ser por el estrés, ya que cuando estás nervioso también suele resentirse el aparato digestivo.
Interocepción y Salud Mental.
Camilla Nord, neurocientífica de la Universidad de Cambridge, en un reciente artículo de ‘Aeon‘. Se refiere a la interocepción como «Eso significa que lo que sientes es una mera representación mental que viene influida por esas sensaciones corporales”. Por tanto, en un mundo en el que cada vez se pone más el foco en la salud mental, cabría revisar hasta qué punto nuestras problemas orgánicos que aparecen como síntomas no son sino un reflejo o causa más o menos directa de nuestro estado mental o emocional. Nord es una de las pioneras en el estudio de ese vínculo cada vez más estrecho entre salud mental y salud física dentro del mundo de la neurociencia.
Para comprender más a fondo este la propiocepción, decidió analizar los cerebros de más de mil personas, la mitad de ellas mentalmente sanas y la otra mitad diagnosticadas con cuadros psiquiátricos diferentes. Así, descubrió que hay una región cerebral encargada de recibir las señales físicas internas que nuestro cuerpo nos manda e interpretarlas, esta parte es la ïnsula, localizada en el punto donde confluyen los lóbulos temporal, parietal y frontal, la cual sirve de conexión entre el sistema límbico (regulador de las emociones) y el neocórtex (encargado de la conciencia y de nuestra capacidad de razonamiento). Y es precisamente esta en la que se manifiesta una actividad «anómala» en caso de padecer algún trastorno mental comprobado y diagnosticado.
En sus conclusiones Nord dice:
«Para mi sorpresa, descubrí que durante los procesos de interocepción, los pacientes con depresión, trastorno bipolar, ansiedad, anorexia y esquizofrenia mostraron una actividad anómala en esta región del cerebro, en comparación con los voluntarios sanos«.
Agregando: «No puedo afirmar a partir de este estudio si la actividad de la ínsula de los pacientes aumentaba o disminuía, probablemente dependa de la naturaleza de las sensaciones que experimentaron o del diagnóstico. Mis resultados sugieren que esta región es clave en la activación de la interocepción en pacientes con diferentes tipos de enfermedades mentales en comparación con los sanos«.
Como dice el filósofo David Chalmers resulta esencial una sola cosa: “Escuchar al cuerpo, pues este también tiene memoria e intelecto construida a lo largo de toda la evolución humana. No solo sigue las órdenes de nuestro cerebro ni le ayuda a interpretar el entorno a partir de las percepciones, sino que sus componentes también son capaces de hablar y razonar, aunque sea a partir de un lenguaje oculto o que nos cuesta descifrar. Nuestra habilidad para escucharle e interpretar lo que nos comunica es clave, de cara al futuro, para tratar enfermedades y resistirnos a la dicha inmaterialidad que impone la alta tecnología y la realidad virtual”.
Saliendo del reduccionismo desde las neurociencias
La interocepción es el sentido subyacente por el que la persona escucha, nota e identifica las señales internas del cuerpo. Habitualmente se piensa en la interocepción como un reduccionismo meramente fisiológico, lo cierto es que se encuentra en gran medida ligado con la experimentación de las emociones. La interocepción media muchas diferentes sensaciones: dolor, temperatura, comezón, hambre, para nombrar solo unas cuantas. Y al representar varias sensaciones en el cerebro, nos provee una base biológica para esos sentimientos los cuales llamamos emociones.
El término interocepción fue acuñado por primera vez a principios del siglo XX por un médico inglés ganador del Premio Nobel; Charles Sherrington. Sin embargo, hasta después de 90 años, se saco del polvo del olvido un neurocientífico llamado A.D. Bud Craig. Actualmente hay muchos investigadores trabajando en el campo de la interocepción y su relación con las emociones y la salud mental.
La interocepción desde el focusing.
Focusing, por otro lado, es un enfoque terapéutico desarrollado por Eugene Gendlin que se basa en la escucha interna y la conexión con la experiencia corporal a través de poner atención consciente en el cuerpo y sus sensaciones. El proceso de focusing nos invita a prestar atención a las sensaciones y sentimientos que surgen en nuestro cuerpo en relación con una determinada situación o tema. Al hacerlo, podemos acceder a un conocimiento implícito y a una sabiduría interna que nos guían hacia la resolución de problemas y la toma de decisiones más alineadas con nuestras necesidades auténticas de cada persona.
La conexión entre la interocepción y el focusing reside en el hecho de que ambas prácticas se centran en la atención consciente y la escucha interna de las señales corporales. Al desarrollar nuestras habilidades de interocepción (habilidades que todos tenemos o por lo menos la gran mayoría), nos volvemos más conscientes de las sutiles señales físicas asociadas con nuestras emociones y estados mentales. Estos indicadores pueden ser utilizados como puntos de partida para iniciar un proceso de focusing, donde nos adentramos en la experiencia corporal y exploramos las sensaciones y sentimientos subyacentes que emergen.
Al practicar el focusing, cultivamos una mayor capacidad para sintonizar con nuestras necesidades y deseos más profundos. Esta habilidad puede tener un impacto significativo en nuestra salud mental y emocional, ya que nos permite acceder a una mayor autenticidad y autoconciencia. Además, el focusing también se ha relacionado con mejoras en la toma de decisiones, la resolución de conflictos internos y la reducción del estrés.
Conclusiones:
La interocepción y el focusing se entrelazan en un proceso bidireccional, donde la interocepción nos proporciona información sobre nuestro estado interno, y el focusing nos permite explorar y dar sentido a esta información. Ambas prácticas tienen el potencial de mejorar nuestra conexión mente-cuerpo, facilitando una mayor autorregulación emocional y una toma de decisiones más alineada con nuestras necesidades auténticas.
A medida que la investigación en neurociencia y la práctica clínica del focusing continúan avanzando, es importante destacar que la interocepción y el focusing pueden beneficiarse mutuamente. El desarrollo de una mayor interocepción puede facilitar la práctica del focusing, ya que nos brinda una base sólida de señales internas sobre las cuales enfocarnos. A su vez, el focusing puede fortalecer nuestra interocepción al permitirnos explorar y comprender más profundamente las señales corporales.
Además, la conexión mente-cuerpo que se establece a través de la interocepción y el focusing puede tener impactos positivos en la salud general. Se ha demostrado que la práctica regular del focusing, que involucra la intercepción consciente, pueden reducir los síntomas de estrés, ansiedad y depresión. Estas prácticas también pueden mejorar la calidad de vida y promover un mayor bienestar emocional. Y junto a lo anterior la habilidad de focusing se puedes enseñar, por lo que loconvierte en un recurso psicologico esperanzador para personas que sufren enfermedades mentales.
En resumen, la interocepción y el focusing son dos conceptos interrelacionados que nos invitan a profundizar en nuestra experiencia interna y cultivar una conexión consciente entre la mente y el cuerpo. Al desarrollar nuestras habilidades de intercepción y practicar el focusing, podemos mejorar nuestra autorregulación emocional, aumentar nuestra autoconciencia y tomar decisiones más alineadas con nuestro ser más auténtico. Estas prácticas pueden ser utilizadas tanto en un contexto terapéutico como en la vida diaria para promover una mayor salud mental y emocional. A medida que continuamos explorando y comprendiendo mejor la conexión entre la mente y el cuerpo, la intercepción y el focusing se convierten en herramientas valiosas para el autodescubrimiento y el crecimiento personal
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