Mente y cuerpo: una división equivocada - El camino hacia el monismo - Antonio Briones Psicólogo
Descubre cómo los avances en neurociencias están desafiando la división tradicional entre mente y cuerpo. Explora el enfoque monista y la interacción constante entre el ser humano como un proceso integral. Aprende sobre la importancia del cuerpo en las neurociencias y cómo afecta nuestra salud mental y emocional.
Mente y cuerpo una división equivocada, del dualismo al monismo, el ser humano un proceso de interacción constante, la relevancia que el cuerpo toma en las neurociencias
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Mente y cuerpo: una división equivocada – El camino hacia el monismo

Mente y cuerpo: una división equivocada – El camino hacia el monismo.

¿Sabías que la forma en que tradicionalmente hemos concebido la relación entre la mente y el cuerpo humano puede ser errónea?

A lo largo de la historia, hemos tendido a ver al ser humano como una dualidad, separando mente y cuerpo en entidades independientes. Sin embargo, los avances en neurociencias nos acercan cada vez más a un enfoque monista, una visión integral del ser humano como una unidad procesal en constante interacción.

Del dualismo al monismo

El dualismo ha sido una perspectiva dominante durante siglos, pero su validez ha sido cuestionada a medida que profundizamos en nuestro conocimiento sobre el cerebro y la mente. El dualismo sostiene que la mente y el cuerpo son entidades separadas, con la mente considerada como algo inmaterial o espiritual, mientras que el cuerpo es la manifestación física. Sin embargo, esta división artificial no se ajusta a la realidad que emerge de las investigaciones en neurociencias.

Los estudios científicos modernos han demostrado que la mente y el cuerpo están intrínsecamente interconectados y se influyen mutuamente en un proceso bidireccional. La concepción monista reconoce que no podemos separar la mente del cuerpo, ya que ambos son partes indisociables de un sistema integral. La mente surge como un producto emergente de la actividad cerebral y, a su vez, la actividad cerebral se ve influenciada por los estados mentales y emocionales.

El ser humano: un proceso de interacción constante

Para comprender la verdadera naturaleza del ser humano, debemos entender que somos un proceso en constante interacción. El cuerpo no es simplemente un vehículo pasivo para la mente, sino un componente esencial de nuestra experiencia y existencia. Las emociones, los pensamientos y las sensaciones corporales están estrechamente entrelazados y forman parte de un sistema dinámico y complejo.</p>

El enfoque del focusing, desarrollado por el psicoterapeuta experiencial Eugene Gendlin, nos invita a explorar esta interacción entre la mente y el cuerpo de manera consciente y profunda. Mediante el focusing, aprendemos a prestar atención a las sensaciones físicas y emocionales que emergen en nuestro cuerpo, reconociéndolas como señales significativas de nuestro estado interno. Este enfoque nos permite acceder a un nivel más profundo de autorreflexión y autoconocimiento, brindando la oportunidad de resolver conflictos internos y promover un mayor bienestar psicológico.

La relevancia que el cuerpo toma en las neurociencias

En las últimas décadas, las neurociencias han ganado un protagonismo significativo en el estudio de la mente y el cuerpo. Se ha demostrado que la actividad cerebral está estrechamente relacionada con las emociones, los procesos cognitivos y las funciones corporales. La plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro para cambiar y adaptarse a nuevas circunstancias, es un testimonio de la estrecha interacción entre la mente y el cuerpo.

Además, la investigación científica ha revelado la importancia de la microbiota intestinal en la regulación de nuestras funciones cerebrales. La microbiota, compuesta por billones de microorganismos que residen en nuestro intestino, desempeña un papel crucial en la producción de neurotransmisores y en la comunicación entre las células nerviosas del cerebro.

Estudios han demostrado que la composición de la microbiota puede influir en nuestro estado de ánimo, nuestro nivel de estrés, nuestra capacidad cognitiva e incluso en la susceptibilidad a trastornos neuropsiquiátricos. Una dieta equilibrada y saludable es fundamental para mantener una microbiota diversa y funcional, lo que a su vez promueve una buena salud mental y emocional.

Esta fascinante relación fue descubierta en el año 2017 por investigadores del Instituto Max Planck en Alemania (Richter et al., 2017). Se encontró que el cerebro integra la información proveniente del intestino, y esta influencia se debe tanto a señales eléctricas generadas por los campos electromagnéticos intestinales, como a la presencia de la microbiota, los microorganismos que habitan en nuestro intestino.

La conexión entre el intestino y el cerebro va más allá de la influencia de la microbiota. El intestino también produce señales eléctricas y químicas que son transmitidas al cerebro a través del sistema nervioso entérico, a menudo denominado «segundo cerebro». Este sistema nervioso entérico consta de una compleja red de neuronas que controla la función intestinal y se comunica con el cerebro a través de señales bioquímicas.

A medida que avanzamos en nuestro conocimiento de las neurociencias, estamos presenciando un cambio paradigmático hacia una comprensión más holística del ser humano. Ya no podemos ignorar la profunda interacción entre la mente y el cuerpo. La evidencia científica respalda cada vez más la noción de que somos seres integrados, donde los procesos mentales, emocionales y corporales están intrincadamente entrelazados.

Esta perspectiva monista tiene importantes implicaciones en el campo de la psicoterapia y la salud mental. Al comprender que la mente y el cuerpo son inseparables, los enfoques terapéuticos pueden abordar de manera más efectiva los trastornos mentales y emocionales, teniendo en cuenta tanto los aspectos psicológicos como los biológicos.

En conclusión, la división tradicional entre mente y cuerpo es una simplificación que no se corresponde con la realidad. Los avances en neurociencias nos están acercando cada vez más a una visión monista, donde reconocemos que somos una unidad procesal en constante interacción. La relevancia que el cuerpo ha tomado en las neurociencias es innegable, y la comprensión de esta conexión mente-cuerpo nos brinda nuevas perspectivas y enfoques para promover la salud y el bienestar integral. Es hora de dejar atrás el dualismo y abrazar una visión más integradora del ser humano.

 

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